Amigo

Llevaba una sucesión de horas intentando crear magia traspasando esas filas de palabras coordinadas a su cabecita. Algunas eran capaces de formar esa magia pero otras, por el contrario, estaban demasiado arraigadas al libro como si hubieran hecho un contrato con este de por vida.

Tuvo que cerrar las puertas de esa magia por un rato para ordenar esas palabras y dejar hueco libre para poder continuar con las que le quedaban.

Fue acercando sus pies y todo lo que este sostenía hacia la puerta que daba al patio; la abrió. Dio tres pasos y medio y, suspiró al tiempo que elevaba su mirada al cielo; este lucía brillante. Noche estrellada. Las perlas que vestía el cielo eran tan preciosas como inalcanzables. Es lo que tienen ciertas cosas bellas…

A eso, un hocico rozó su pierna izquierda. Fiel amigo peludo había dejado su preciosa cama de cartón al sentir su presencia en el patio de su casa.

¡Amigo mío, qué poquito pides y cuánto das, qué inmenso eres, con qué facilidad expresas tus sentimientos a través de ese par de ojos que me miran fijos! ¡Qué lealtad canina, qué amor tan grande desprendes, y qué corazón más lindo luces, como una de esas estrellas que se pueden ver pero no tocar; solo que a ti te tengo más cerca!

Tenerte sí que es magia.

Gracias por todo. Homenaje a mi perro, porque los homenajes se hacen en vida.

Carolina Muñoz Gutiérrez

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Una respuesta a Amigo

  1. Muy bonito Carolina, nunca entenderemos de donde se surten de tanta magia.

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